lunes, 9 de enero de 2017

09-15ENERO 2017

AÑO NUEVO, LINEA NUEVA

            Hacía tiempo que no escribía. La Navidad me ha dejado escaso tiempo disponible pero por suerte la llegada del 2017 me ha dejado energías renovadas para ponerme a los mandos del teclado.

            El 18 de diciembre disputé el Cross de Marcilla, sobre 10km en la Ribera de Navarra, donde me presentaba con aspiraciones de pódium e incluso de ganar. No en vano, había superado al vigente campeón de esta prueba (Ali el Qarfaoui) en San Adrián unos días antes.

            Confiado, a pesar de notar cierta sobrecarga muscular, me dispuse a enfrentarme a los mejores. El primer kilómetro, cumplimentado a ritmo de 3’20” ya me dejó sensaciones raras y a El Qarfaoui perdiéndose en el horizonte, con otros dos corredores más por delante. Bueno, ya petará-pensé.

            Me acompañaba en ese momento Marcos Burdaspar, quién fue el mejor sub 23 en el último duatlón de Logroño y al que también me figuraba poder superar.

            En el km2, comenzamos a adentrarnos en un terreno embarrado e inestable debido a las recientes lluvias. Bastante mas enfangado de lo que me imaginaba para la zona. Sentía un cansancio muy prematuro pero decidí ignorar mis sensaciones y abandonar la compañía de Burdaspar junto a López Torreiro, un veterano logroñés que venía por detrás.

            A cada metro que pasaba la agonía crecía exponencialmente. Las zapatillas elegidas para la ocasión eran aptas para correr en asfalto y no para estos terrenos, lo que producía que a cada giro perdiera unos metros preciosos. Finalmente harto y agotado me dejé caer. No había ninguna opción…

            El golpe moral fue monumental. Un hundimiento sin paliativos. Me costó casi 38minutos recorrer los 10km de la prueba y gracias que no fueron más porque me cogió un grupo de perseguidores. Una dura lección la que me llevé y es que el destino es caprichoso: Cuanto más felices se las promete uno, más fuerte es el golpe.


            Imaginaba que se trataba de un hecho puntual pero en los entrenamientos de los días siguientes me asaltaron dudas ¿Empezaba a decaer mi forma?¡Pero si ni he empezado!


            La San Silvestre de Lardero, fue a última hora la elegida para comprobar mis evoluciones.
            Una carrera rapídisima (2,6km), y que se ha consolidado como la más populosa de la región tras Logroño con casi 2000 participantes. En la salida los mejores mediofondistas de la región: Said Diab y Pablo Blanco quienes habían impuesto su ley en el reciente Campeonato de La Rioja de la milla dos semanas antes. También atletas fuertes del panorama regional como Javier Terroba, el prometedor triatleta Alberto Pascual…no parecía el mejor sitio para hacer experimentos.

            Diab lanzó la carrera desde el principio y Pablo Blanco en breve tomó la segunda plaza. Por delante un corredor de Nutrium al que no conocía parecía alejarme una vez más de los mejores.

            Sin embargo a los 500metros el Nutrium perdía fuelle y pasé a ocupar su lugar de bronce. Pablo Blanco, en la distancia pero inalcanzable a mis posibilidades me podía servir de referencia para mantener la posición. Prefería eso a mirar atrás, mas me valía ser feliz en la ignorancia.

            Blanco me seguía haciendo de faro, pero ese destello se fue tornando en un foco cada vez más cercano. ¡¡Lo tienes Tejada, lo tienes!! Me grita alguien desde el público. Quedaban 400metros y sorprendentemente estaba encima del talentoso mediofondista del Añares, le doy el sorpasso…pero en el instante en que eso se produjo mi predecesor salió disparado. La marea de doblados que empezábamos a alcanzar facilitó más si cabe que le perdiera de vista. Pero lo importante estaba conseguido ¡3º en meta! Con el plantel que había no estaba nada mal.

            Pretendía correr también en Villamediana pero las manecillas del reloj no permitieron tal dispendio. Mis ansias competitivas se debían aparcar hasta el 2017 con la celebración del cross de Los Lirios.

            En este cross-gymkana había que andarse con cuidado. Repartidos en 3 vueltas,11km ya de por si dan para mucho y los obstáculos no son pocos. Cuestas, puentes, piedras, terreno inestable…por mucho que corriésemos la técnica, de lo que no ando sobrado, contaba y mucho. Tenía presente la caída sufrida en 2016 en este mismo escenario.

            Conjuntamente, los corredores de categoría escolar y absoluta tomamos la salida de esta prueba que a su vez era pistoletazo del Circuito de Carreras de Logroño. Rápidamente un corredor ataviado con una camiseta blanca toma el mando de la prueba (al serme desconocido pensé que buscaba el minuto de primetime) y le secundo a cierta distancia. Poco después también me superan dos corredores del FerrerSport (Benmeziane y Oscar Barriuso). Su ritmo era fuerte y poco a poco van consolidando una ventaja. No tarda en cazarme Alfonso Díez, que defendía el título que logró el año anterior.

            Los dos de cabeza estabilizan unos 10-12segundos de ventaja pero de repente y tras un giro desaparecen de nuestra vista ¿Que ha pasado?

            Tras dos o tres minutos de confusión miro atrás y entre nuestros cercanos perseguidores veo a Terroba, Vitores, Zuñiga…pero no distingo a los antaño lideres. Los “Ferrer Team” tienen toda la pinta de haberse perdido y que su acción probablemente les iba a hipotecar enormemente sus opciones de triunfo. Una auténtica pena esos pequeños descuidos que tanto a veces cuestan. Recuerdo cuando un detalle de estos menores me hizo perder el liderato del duatlón de Logroño hace unos meses. Sientes mucha desolación.

            Así las cosas Alfonso y yo pasamos en cabeza al paso por la 1ºvuelta. A unos 15” el grupo con los perseguidores mencionados. No nos podíamos relajar. Con otro habría sentido cierto canguelo pero mi compañero de escapada y entrenos es una garantía de solidez. La cosa era seguirle, que lo suyo me estaba costando.

            El tiempo era nuestro aliado y a medida que pasaban los minutos el ácido láctico aumentaba sí, pero también lo hacían nuestras opciones de triunfo final.

            Sin embargo por detrás estaba emergiendo una figura que parecía tener planes distintos…el corredor de camiseta blanca que tan fuerte arrancó se apuntaba a la fiesta final. Al inicio de la última vuelta se nos había echado literalmente encima. Le eché un vistazo y a tenor de su semblante no demasiado agotado parecía tener muchas opciones de subir a lo más alto del cajón.

            Alfonso, consciente, de las opciones de nuestro nuevo rival acelera el paso en la técnica bajada hacia el rio Iregua. El finísimo hilo que me remolcaba a su ritmo se resquebrajaba. Abren un pequeño hueco…

            Permanezco a 2-3segundos de ellos. Es hora de agitar los huevos, hay que cerrar ese hueco por lo civil o por lo criminal, no me podía quedar en ese momento tan decisivo. Y a duras penas consigo el milagro, que me deja con vida para la traca final.

            Ya puestos había que quemar las naves. A 400metros para la meta intento lo imposible, romper la cintura que yo mismo tenía lisiada. Repto por la cuesta que conduce a meta en primera posición pero la zancada del corredor de blanco, que resultó ser un triatleta madrileño me resulta irresistible y entra victorioso con toda justicia. La marca de 38’56” y la 2ºposición me dejan satisfecho ya que es sensiblemente mejor que los 40’18” marcados el año anterior. Alfonso completa el podio con 38’58”. Detrás llega el grupo perseguidor con corredores habituales en los puestos cabeceros como Terroba, ZuñigaVitores y una novedad, Javier Durán. Poco después Antar, que se mantiene en buena línea.


            Esta temporada ya he completado toda la baraja. He sido 2º esta vez, 3º en Lardero, 4º en el Duatlón de Piélagos y Andosilla, 5º en Autol, 6º en San Adrián y Uruñuela. Intuyo que falta una carta para completar la serie ¿La encontraremos pronto?